MARCHA CONTRA EXPLOTACION MINERA EN CAJAMARCA

sábado, 4 de junio de 2011

Ecosistemas en riesgo: sacan arena de la selva amazónica

Material usado para la construcción es extraído sin control cerca de Iquitos


RODRIGO RODRICH
Lo que usted ve en las fotografías publicadas en esta Web sucede en la selva amazónica, muy cerca de la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana, una de las más visitadas de nuestro país. Ocurre a escasos 15 minutos de Iquitos si se va por la carretera que une esta ciudad con Nauta. Es la evidencia de una situación preocupante que se deriva del actual ‘boom’ inmobiliario que vive hoy la capital loretana, el cual necesita grandes cantidades de arena y tierra como insumos.
Hasta hace tres años, el desarrollo de la minería no metálica en la zona se observaba a través de escenas como la siguiente: hombres con picos y palas cavando en medio de la selva para obtener los elementos mencionados. Hoy, en cambio, para conseguirlos, ya se están deforestando grandes áreas. Se usa maquinaria para remover la tierra, volquetes para llevarse el mineral. Ya no es, pues, una actividad insignificante, como antes. Ahora es una pequeña minería cuyo impacto es evidente. Todo informal y sin regulación. Sin estudios de impacto ambiental y sin planes de mitigación. Algo que, si se sigue expandiendo de forma irresponsable, podría dañar irreversiblemente un ecosistema único en el mundo.
La mayor actividad se registra del kilómetro 6 al 14 de la vía Iquitos-Nauta, entre los pueblos de Quistococha y Varillal. Hasta hace dos años había en el sector solo 7 canteras siendo trabajadas. Hoy son 14, cuyas dimensiones varían entre las 15 y 20 hectáreas cada una. El proceso para la obtención de arena y tierra funciona así: primero se cortan los árboles. Luego se queman. Tras esto se procede a sacar la arena, que se ubica en la primera capa de la cantera (la cual puede alcanzar los cuatro metros de altura). Después se extrae la tierra de compactación, útil para las bases de las viviendas o la construcción de pistas.
NEGOCIO A LA FUERZA
Mauricio es dueño de una cantera. Calcula que lleva un año talando los árboles de su parcela. Ya perdió la cuenta de cuántos ha cortado con la hoja de su motosierra. Tiene que apurarse, al igual que los demás dueños, porque los constructores necesitan más arena y tierra y es necesario “limpiar” el campo para la extracción. Luego, venderá la madera a 10 soles el metro cúbico. “Es lo mejor que podemos hacer para ganar dinero”, dice Plácido, otro propietario.
La mayoría de ellos son gente humilde que en el pasado invadió estos terrenos esperando desarrollar agricultura. Desafortunadamente para sus planes, la tierra que está bajo sus pies es considerada una de las más pobres del mundo para desarrollar tal actividad económica. Se llama espodosol y carece de nutrientes y de agua porque una fina capa superior la impermeabiliza, imposibilitando la agricultura. Es excelente, en cambio, para la construcción.
Debido a ello solo les queda abrir las puertas de sus canteras a aquellos que necesitan arena o tierra, dejar que entren con su maquinaria pesada y extraigan todo lo que necesitan. Por cada volquete con arena o tierra un dueño de cantera, como Mauricio o Plácido, recibe 30 soles. En un buen día de trabajo pueden llegar a despachar unos 20 volquetes cargados con 12 toneladas de material cada uno.
AMENAZA AL ECOSISTEMA
La solución a los problemas económicos de estos hombres, lamentablemente, constituye un grave riesgo para el ecosistema de la zona. Al deforestar eliminan árboles altísimos, así como una variedad de plantas únicas en el planeta, adaptadas durante el paso de la historia para sobrevivir y desarrollarse en un terreno infértil.
“Sobre estos terrenos no volverían a crecer plantas en por lo menos 1.000 años, que es lo que tardó en desarrollarse la vegetación actual”, asegura el biólogo José Álvarez, del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP).
Este es el mismo ecosistema que puede observarse en la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana, que se ubica a menos de 10 kilómetros de los sitios que las fotos muestran aquí.
Solo sobre este suelo pueden habitar animales tan especiales como la perlita de Iquitos, el ave emblemática de la ciudad y de la cual solo quedan 15 parejas vivas. También alguna de las seis especies de aves nuevas halladas por la ciencia. Podemos incluir a ejemplares como el primate huapo ecuatorial o a un raro roedor, el ‘Scolomys melanops’, entre algunas de las especies actualmente endémicas.
Para proteger el sistema, entonces, resulta necesario que se regule esta actividad extractiva ahora, antes de que se amplíen el desorden y la informalidad. La Dirección Regional de Energía y Minas de Loreto ya tomó cartas en el asunto y ha iniciado un plan piloto para identificar las canteras y formalizarlas.
“Del éxito de este plan depende que esta actividad se realice bajo las normas legales y aseguren el cuidado del medio ambiente”, explica Carlos Bardales, jefe de la Unidad Técnica de Minería y Asuntos Ambientales de la región.
Con este plan se espera que en los próximos meses se formalice a los dueños de estas tierras para que acaten las normas legales y ambientales, algo que incentivaría la inversión en sus predios, los haría personas de crédito y los protegería con derechos siempre y cuando se adapten a las normas. Sí, aún se está a tiempo.
SEPA MÁS
1. A partir del kilómetro 16 de la vía Iquitos-Nauta, hasta el kilómetro 50, aproximadamente, existen terrenos ricos en arena y tierra, pero aún no han sido explotados (en este tramo se ubica la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana).
2. El dueño de la cantera recibe S/.30 por volquete lleno de arena o tierra. El dueño del volquete –que coloca la maquinaria para la extracción– recibe S/.300 por carga en la ciudad de Iquitos.Un obrero extractor gana S/.15 por día. Trabaja 12 horas diarias.
3. La tierra conocida como espodosol se halla en el 0,001% del territorio de la Amazonía peruana.

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Campaña Nacional de Firmas por el NO a la Minería Química a Cielo Abierto
y la Minería Nuclear en todas sus formas

Los ciudadanos del territorio argentino decimos NO a la minería química con la modalidad a "cielo abierto" y a la minería radiactiva en todas sus modalidades (cielo abierto o por galerías).

  • Pedimos la nulidad y derogación de la Ley de Inversiones Mineras (Ley Nacional 24.196) y normas complementarias.
  • Exigimos la derogación y anulación por parte de la República Argentina del "Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno".
  • Reclamamos el cierre definitivo y la recomposición del ambiente, según el art. 41 de la Constitución Nacional, de todas las minas abandonadas y aquellas que están funcionando y no respetan la ley general del ambiente (ley nº 25675).
  • Pedimos previa autorización expresa para la utilización de recursos hídricos compartidos de las poblaciones de las provincias potencialmente afectadas por un emprendimiento minero que se expresarán por referéndum y demandamos la participación de la autoridad ambiental nacional en caso de efectos ínter-jurisdiccionales.
  • Pedimos se respeten estrictamente los principios ambientales preventivo, precautorio y de sustentabilidad contenidos en la ley general del ambiente y la sanción de caducidad de las concesiones mineras en caso de incumplimiento.
  • Reclamamos la detención y prisión de los empresarios mineros que contaminan el medio ambiente con sus delitos y la misma condena para los funcionarios públicos cómplices.
  • Denunciamos los planes nucleares que se fomentan desde el gobierno y enriquecen a los empresarios mineros que desarrollan emprendimientos mineros radiactivos.
  • Reclamamos expresa "Licencia Social" y participación ciudadana real y efectiva previas a los procesos de autorización de actividades mineras.

¡Sí a la vida y a la dignidad! ¡No al saqueo, destrucción y contaminación!

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