3 de Febrero del 2011
La tradición oral andina registra una leyenda que habla de dos hermanos de dispar suerte: el arrogante Kamiri, dueño de extensas tierras y el humilde Wajcha, cuyo patrimonio no pasaba de una choza y unos cuantos animales. Braulio Olavarría
La tradición oral andina registra una leyenda que habla de dos hermanos de dispar suerte: el arrogante Kamiri, dueño de extensas tierras y el humilde Wajcha, cuyo patrimonio no pasaba de una choza y unos cuantos animales. Braulio Olavarría
Escrito por Braulio Olavarría Olmedo
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“Hay una falta de respeto en contra del patrimonio cultural que posee esta región, considerando que en esta zona del proyecto se encuentra el Camino del Inca, patrimonio de la humanidad. También este proyecto genera un impacto visual negativo al valor paisajístico y turístico de la zona de emplazamiento y a las zonas por donde será trasladado el manganeso, debido al flujo de 60 camiones diarios de 30 toneladas.
“Que la empresa Hemisferio Sur S.C.M. no cuenta con una fuente de agua cierta para desarrollar su proyecto, por lo tanto este ente internacional deberá realizar un nuevo proyecto. También el proyecto, como se plantea, no permite el aseguramiento de la calidad de las aguas subterráneas como superficiales; hay incertidumbre respecto al arrastre del material de los botaderos y que ciertamente llegará al Río Lluta, ya sea por pendiente o capilaridad, puesto que éste se desarrolla en conexión directa con el río Lluta. La posible infiltración de aguas del botadero producto de la precipitación y su posible infiltración puede ocasionar un daño irreversible de contaminación a las aguas del río Lluta y napas subterráneas que abastecen nuestra ciudad”.
Más claro, echarle agua. Es que los lluteños han sido históricamente víctimas de la polución minera. En las primeras décadas del siglo pasado los relaves de la Azufrera Nacional Aguas Calientes se diseminaron por los bofedales de Villa Industrial y Humapalca y llegaron hasta el valle de Lluta, provocando quemazones a algunos cultivos por efecto de sus residuos líquidos que bajaron transportados por las aguas del río.
De igual manera, hasta 1925 (en que finalmente paralizó) la azufrera que explotaba los yacimientos del volcán Taapaca volcó sus relaves en el río Colpitas. Este es el principal afluente de agua dulce que se une al salobre y dominante río Azufre para formar el Lluta.
Hace dos años se conocieron también reclamos (entre ellos el del alcalde de General Lagos) por el peligro de contaminación que representa el centro minero Minsur ubicado en la zona fronteriza peruana de Ancomarca y a pocos centenares de metros del cauce del Lluta.
El problema es que los residuos líquidos y sólidos que generan explotaciones mineras se trasvasija inevitablemente al río Lluta, corriente superficial que los transporta a lo largo del valle y va a desembocar al mar. Y, ojo: amenaza contaminar también el humedal o Santuario de la Naturaleza, ese verdadero oasis costero hasta donde llegan periódicamente de otros países científicos y aficionados al turismo cultural atraídos por la avifauna residente y migrante que se puede avistar en ese estuario.
Un ejemplo, a prueba de porfiados, que comprueba que una actividad minera que se desenvuelve en la zona altiplánica es capaz de repercutir negativamente hasta la misma costa de Arica.
La oposición a la minería no es un pronunciamiento advenedizo, porque ya el ex alcalde de Putre, Francisco Humire, había planteado un esquema de desarrollo comunal fundamentado en el aprovechamiento del patrimonio natural y teniendo como requisitos imprescindibles el desarrollo sustentable, la agricultura orgánica y el turismo. Y hasta el último día de su administración fue categórico en proclamar la incompatibilidad entre turismo y minería en la comuna.
En consonancia con esto, el edil exigió que se cumpliera rigurosamente con la normativa medioambiental frente al proyecto de exploración por parte de la Southern Copper Corporation, de capitales norteamericanos y mexicanos, del Cerro Catanave, a 15 kilómetros de la localidad Ticnámar y al interior de la Reserva Nacional de Las Vicuñas, que noforma parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado (SNASPE) y de la Reserva Mundial de la Biosfera.
Coincidente con la posición del entonces alcalde de Putre era la de la Cámara Andina de Turismo, como se llama específicamente la organización gremial turística de la provincia de Parinacota. Sería interesante saber si el criterio de Humire y de la entidad mencionada se mantiene o si se ha modificado merced al influjo de las nuevas prioridades en materia de desarrollo estratégico regional que fijó el Presidente Sebastián Piñera, quien en su primera visita como Jefe de Estado, sorprendiendo a medio mundo –y sin decir agua va- anunció la puesta en marcha de proyectos mineros privados en Parinacota. Con ello se modificó el Plan de Desarrollo Estratégico diseñado por la Universidad de Tarapacá, por encargo de las autoridades del gobierno anterior, puesto que ese estudio no consideraba a la minería; en cambio, ahora se la concibe como un eje sustancial.
Una apuesta “transgresora” promocionada como el salario del futuro y que entusiasma a muchos que ya ven a Parinacota poco menos que como una copia feliz de la actividad minera que se desarrolla en las Regiones de Tarapacá y Antofagasta. Para poder materializarse, empero, se tendrá primeramente que poner el pie encima de un movimiento indígena y ambientalista inspirado en principios valóricos como la supervivencia del patrimonio natural, del agua y de las comunidades aymaras de precordillera y altiplano, sin omitir los graves impactos que se ciernen sobre la agricultura de los valles costeros y la propia ciudad de Arica.
A todo esto, procede indicar que el susodicho yacimiento de manganeso se encuentra ubicado, no en la comuna de Putre, sino en la de General Lagos. Una anécdota: antes de iniciar los trabajos preliminares, los representantes de Hemisferio Sur omitieron todo contacto con el alcalde. Tanto es así que Gregorio Mendoza sólo vino a enterarse del asunto cuando funcionarios de Carabineros de la Tenencia de Visviri le comunicaron que en las inmediaciones de Alcérreca se estaban llevando a efecto faenas de exploración relativas al Proyecto Los Pumas. La pregunta del millón: ¿Por qué tanto secretismo? ¿Por qué no tuvieron la deferencia de presentar su saludo protocolar a la autoridad y exponer su plan empresarial?
Partiendo de la clave de que quien calla otorga, aventuremos una explicación suspicaz: el problema no ha sido el alcalde de General Lagos, sino la opinión pública en general, ya que dar a conocer el proyecto equivalía a una declaración de guerra (cosa que ya no se estila); luego, lo que se imponía era actuar con la celeridad y sorpresa de un ataque relámpago. Exactamente, avanzando las obras se creaban óptimas condiciones para sincronizar con el anuncio oficial y demostrar que se estaba hablando de realidades, de un plan en marcha. La maquiavélica estrategia de los hechos consumados.
Con bastante pundonor, el vicepresidente de la Comunidad Juan de Dios Aranda, Raúl Vásquez, reconoce que “el manganeso es contaminante”, pero de inmediato nos suministra el calmante: “ellos procesarán el manganeso como gránulos y no como polvo, lo que evita la dispersión, mismo objetivo que tiene la utilización de modernas piscinas de almacenamiento”.
Una de tantas ideas al voleo, ya que no hay tecnología capaz de sustituir las faenas de excavación y acopio de minerales y menos aún en sectores como la precordillera y el altiplano, donde el viento sopla con característica fuerza, siendo además de notar que el mineral extraído viene acompañado de un ominoso séquito de elementos tan pesados y agresivamente contaminantes como el propio manganeso.De pronto, pareciera que se nos ha pasmado la capacidad de asombro y que nos olvidamos de esos fantasmas reales que nos siguen penando impunemente: Plomo, Polimetales (Arica); Arsénico (Copaquilla, Livílcar y ahora también llegando a Azapa). Y prontamente será menester agregar el Manganeso.
A muchas de las víctimas del Plomo les entregaron una reparación económica y luego les van a dar casa, lo que no está mal. El problema de fondo es que las muertes y enfermedades de ayer y de mañana son irreversibles. Patético: en vez de escarmentar, nos ofrecen la novedá del año pa’ los regalones en una piñata que contiene proyectos mineros y, de yapa, una central termoeléctrica nada menos que arriba del Cerro Chuño. “¡Así te quiero, Arica. Convéncete de una vez por todas: esto es desarrollo y generación de empleo”.
El Diablo ya metió su cola. Tal parece ser nuestro karma de Ciudad de la Eterna Contaminación.
Volviendo a Los Pumas y a la pomada de la Comunidad Juan de Dios Aranda, huelga decir que las mentadas piscinas de almacenamiento no son ningún método de salvaguarda ambiental, sino un dispositivo tan elemental que, de lo contrario, tendrían que hacer hoyitos en la tierra. Y está de coco que los residuos sólidos y líquidos de Los Pumas no vendrán a parar al Vertedero Municipal.
Hasta ahora se ha visto muertos cargando adobes, pero jamás nunca a una legión de camiones o un convoy ferroviario trasladando desechos minerales. ¿Para sepultarlos dónde, si para eso tendrían que disponer de un lugar definido por la autoridad a tal efecto?. Por lo tanto, quedarán acopiados en el mismo lugar de explotación. A lo sumo, una parte de ellos la meterán debajo de la alfombra. Y listo. “Estamos contribuyendo efectivamente al crecimiento de la región y a sentar las bases reales de su porvenir”, prometen esos señores empresarios. Ojalá fuera así, pero lo más probable es que terminemos despidiéndonos del futuro.
Hay, a todo esto, un pequeño gran detalle y es que ninguno de los partidarios de la minería en Parinacota se acomide a abordar: ¿De dónde peccatas meas sacarán los cuantiosos volúmenes de agua que demanda esa actividad?
ESTA NOTA CONSTA DE 4 PUBLICACIONES, LAS CUALES PODRÁS SEGUIR LEYENDO DIARIAMENTE EN CADA EDICION. HOY REVISA LA PARTE NUMERO 3.
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