El terremoto ocurrido en la castigada Haití ha servido para que el mundo ponga sus ojos en el país más pobre del continente americano.
Los medios de comunicación mercenarios del Perú revelaban los lamentables hechos, pero algunos, como los asalariados del canal 7, hacían mención sobre el mal endémico de ese país centroamericano: la extrema pobreza. Sin embargo, a pesar que en el Perú se muestran grandiosas cifras macroeconómicas, en las regiones del interior del país existe esa misma pobreza extrema que los periodistas asalariados resaltan en sus informes desde Haití.
El gobierno aprista, encabezado por el presidente de los ricos: Alan García, se vanagloria como un mérito de su gestión la reducción de la pobreza de casi 50% a 39% por ciento; sin embargo el método de necesidades básicas insatisfechas (agua, desagüe y electricidad), agregándole el gasto per cápita, tomándose como línea de pobreza, en el ámbito urbano S/.240 al mes y en el ámbito rural S/.171; es en realidad una gran farsa, pues de acuerdo a esta forma de medición el que tiene sevicios de agua, desague y luz y satisface su hambre en un comedor popular, según el INEI del "estilista" Renán Quispe, ha dejado el umbral de la pobreza. De acuerdo a ello se estima, entonces que el 39,3% de peruanos viven en pobreza y 13,7% en extrema pobreza, porcentajes a todas luces mentirosas.
El criterio para medir la pobreza ha sido cambiado de acuerdo a la conveniencia del gobierno, es decir para maquillar su desatre económico neoliberal; pues lo único que ha hecho es agrandar la brecha entre ricos y pobres. La riqueza de unos pocos, como los del Grupo Romero, los Brescia, los Roque Benavides, etc, etc. no benefician a las grandes mayorías.
El presidente Alan García, quien asumió el poder el 28 de julio del 2006, prometió durante su campaña electoral renegociar los contratos con el sector minero. Pero ahora está dispuesto a seguir manteniendo los contratos de "estabilidad jurídica", firmada por el corrupto y genocida Alberto fujimori, que les exonera del impuesto a la renta y que sólo se limitan a "pasar el sombrero" para recibir las migajas de los "aportes voluntarios" para orientarlas a la inversión social, cuyos montos no están definidos.
Esos contratos congelaban el pago de impuestos. Y, según los empresarios, la obligatoriedad del pago de las regalías -establecidas recién en 2004- debía ser exonerada por considerarlas un tipo de impuesto. Sin embargo, ese año el Tribunal Constitucional estableció que la regalía es una contraprestación por explotar recursos no renovables. Y, por lo tanto, debía ser pagada.
El mismo Ministerio de Energía y Minas reconoce que 25 de las 27 grandes compañías mineras con contrato de estabilidad jurídica no pagan regalías. Entre ellas, Yanacocha, BHP Billiton Tintaya (que ya realiza un aporte voluntario con base en sus utilidades) Barrick Gold, Cerro Verde y Antamina. Hay otras 40 empresas que sí pagan, aunque son las más pequeñas, salvo Buenaventura, Shougang y Southern Perú, cuyos contratos de estabilidad vencieron en 2005.
En los últimos dos años los precios del cobre aumentaron 111 por ciento, del oro 42,5 por ciento y de la plata 65,5 por ciento, pero esta escalada no catapultó el bienestar de las comunidades que rodean los yacimientos, que denuncian la contaminación de sus ríos y lagunas por la producción minera y que exigen al Estado obligar a las compañías a responder por los daños ambientales.
Nuestro país es el quinto productor mundial de oro, segundo de plata, tercero de cobre y zinc, y cuarto de plomo, sin embargo el "Perú es un mendigo sentado en un banco de oro", reza un popular refrán. Porque también es uno de los países con mayor pobreza en la región.
Las empresas mineras para encubrir su "robo legal" ha iniciado una campaña mediática através de los medios de comunicación para crear opinión favorable a la explotación minera irresponsable, inclusive haciendo propaganda sobre el aporte de la gran minería en la reducción de la pobreza. Según las cifras del INEI, los distritos más pobres de la región Puno son aquellos donde se explota algún mineral. Por ejemplo, en Pichacani-Laraqueri (Puno) el 82.7% de sus pobladores son pobres y 37.8% están en pobreza extrema; mientras que en San Antonio de Esquilache (Puno) la pobreza es de 87.2% y la pobreza extrema 49.9%. Sin embargo, entre ambas localidades y la región Moquegua se ubica la mina Aruntani dedicada a la explotación aurífera. Recordemos que el pasado viernes la onza de oro se cotizó por encima de los US$ 1,000. Otro caso se da en el distrito de Ocuviri (Lampa) donde el 91.6% de la población están en la línea de la pobreza y el 59.4% en extrema pobreza, a pesar que allí la empresa Arasi también explota oro. Asimismo, la minera IRL del Reino Unido está explotando oro en el distrito de Ollachea (Carabaya), en donde se tiene una población total de 4 mil 919 habitantes, de ellos el 87.5% están en la pobreza y el 62.1% en extrema pobreza.
En conclusión las compañías mineras en Perú obtienen ganancias cada vez más millonarias dado el auge de los precios internacionales de los metales, pero no aportan lo necesario para aliviar la pobreza de quienes viven en las zonas donde explotan los yacimientos.
Publicado por sute Huarochirí
http://sutehuarochiri.blogspot.com/2010/01/la-pobreza-en-el-peru-que-el-gobierno.html
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