PUNO | Los especialistas consultados coinciden en que el Perú debe apostar por las hidroeléctricas no solo por la disponibilidad del recurso, sino porque son el medio más limpio para suministrar la electricidad que el desarrollo económico demanda. ¿Pero acaso existe una planificación rigurosa para saber dónde construirlas y bajo qué condiciones?
La hidroeléctrica de Inambari es un megaproyecto energéticamente ambicioso. Los supuestos niveles de inversión (US$ 4.000 millones), las características de su construcción (no hay ninguna obra de este tipo en la selva peruana), la cantidad de electricidad que se generaría (2.000 megavatios: dos veces más energía de lo que genera nuestra más grande hidroeléctrica, la del Mantaro) y su proximidad al frágil ecosistema del Parque Nacional Bahuaja Sonene, la convierten en una discusión ambiental y un tema socialmente polémico.
La represa que se enclavará en medio del espeso bosque que comparten Puno, Madre de Dios y Cusco, aguas arriba del puente Inambari, tendra un tamaño equivalente a 10 mil estadios nacionales.
Más allá del entusiasmo que pueden generar los US$ 4.000 millones, representa poco más del 3% del Producto Bruto Interno Nacional (PBI). La discusión gira en torno a la pertinencia de un proyecto de esta magnitud en territorio amazónico y sobre si estamos preparados para asumir sus costos y beneficios.
Se llevarían la energía. Uno de los principales problemas tendría que ver con el destino de la energía que producirían las hidroeléctricas, pues el interés de Brasil es llevarla a su territorio. Aunque el Ministerio de Energía y Minas (MEM), no explica cómo se repartiría esta energía cuando empiecen a moverse las dantescas turbinas de la presa.
Versiones extraoficiales afirman que un primer planteamiento habría sido llevar el 75% a Brasil y que el 25% se quede para el Perú. Otra fuente sostiene que la provisión para nuestro país se incrementaría gradualmente hasta llegar al 100% en un horizonte de 20 años o quizás más.
En todo caso se debe madurar esta nueva propuesta "el Inambari", por cuanto para muchos especialistas es una excelente alternativa del futuro de millones de peruanos, en donde muchos vecinos nuestros ya quisieran administrar la hidroeléctrica o alquilar un pedazo de este territorio para llevar electricidad a sus ciudades que cada vez más, debido al calentamiento global se quedan sin agua y sin un futuro promisorio.
La inundación. El proyecto señala, que el nivel de coronación máximo será de 546 m.s.n.m., es decir, todas las localidades que estén en el ámbito de la hidroeléctrica, cuya altitud sea menor a los 546 m.s.n.m., serán inundadas. Las aguas represadas llegarán a expandirse hasta 410 kilómetros cuadrados, con una altura de 220 metros.
Cinco más. Tamaño proyecto y tamaña decisión que beneficiará, directamente, a la vecina república del Brasil, por lo menos así lo ha hecho saber el ministro brasileño de Minas y Energía, Edison Lobao, al declarar a la Agencia Reuters, que "Perú consumirá solo un 20% de la energía de las cinco hidroeléctricas que financiará Brasil en nuestro país" en los venideros 30 años.
Los impactos. Sin duda la polémica desatada con la construcción de la hidroeléctrica tiene que ver con el lugar en donde se piensa construir la represa. El embalse estimado en 41 mil hectáreas, requerirá la deforestación de una gran parte de bosques tropicales ubicados en la zona de amortiguamiento, esa suerte de cinturón de protección natural, del Parque Nacional Bahuaja Sonene, además cubrirá zonas pobladas. Tema que deberá de ser visto por los ecologistas y sociólogos ambientalistas a fin de minimizar el impacto por cuanto en todo progreso siempre habrá un porcentaje social que sea afectado. Lo ideal es que sea mínimo.
El Cálculo. El Ministerio del Ambiente (Minam) ha calculado los costos de este impacto en US$ 200 millones, basado en la captación de carbono por hectárea afectada.
La inundación de esos grandes bosques, que afectará, según la misma empresa, el 4% del Bahuaja Sonene, podría generar gases de efecto invernadero (carbono y metano).
Ahora bien, para que se inicien los trabajos en una zona ecológica (protegida), según la legislación peruana primero se deberá de realizar una consulta popular a fin de conocer la aceptación o no de los pueblos afectados o beneficiados y ésta todavía no se da.
http://www.correoperu.com.pe/
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